lunes, 31 de diciembre de 2012

¿Año nuevo, vida nueva?

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Cada día que pasa es como un soplo de viento que vino para irse, que no deja rastro, que no volverá.
Cada momento perdido duele en el alma, sientes que tus sueños se desvanecerán si no te das prisa, y la palabra "calma" no está dentro de tu vocabulario.
Como un solo día pasa  todo un año.
Y sientes que toda la esperanza ha sido nula, que todo el esfuerzo ha sido en vano. En fin, un juego de necios donde la apuesta es la vida y la ilusión y lo único que ganas es desaliento y lo único que pierdes es la esperanza.
Lo mejor que debes hacer para conseguirlo es convencerte a ti misma de que los sueños se desvanecen si no luchas por ellos.

La vida, si es tan corta como dicen, si hay que aprovecharla como recomiendan, ¿por qué no nos dejan algo más? ¿Por qué las facilidades siempre son pocas al final?

No cabe la duda de que una debe ser fuerte, tener un alma lleno de satisfacción por lo que una quiere y un corazón lleno de felicidad por lo que una sueña.
A lo mejor sí que los sueños se cumplen, sí que la vida es un bien preciado como ninguno y haya que celebrarla, pero en ocasiones no nos dan tiempo para ello.
Me gustaría suplicar a quien tenga el control del tiempo, quien sea, que nadie lo conoce, que por favor, pase más lento y que no permita que solo lo malo deje su huella.

Yo gritaría para conseguirlo, incluso me pondría de rodillas, volaría si pudiera o movería montañas si tuviera esa fuerza.
Pero llega un momento en el que a una ya le flojean las rodillas de desesperación, se le quiebran las alas de tanto intentar algo en vano y tampoco quedan fuerzas para escribir y alcanzar, de una vez por todas, tu sueño.
Nadie puede amar tu talento como tú, porque eres la única que sabe en realidad el esfuerzo que conlleva. Y es que acabas desesperada, creías que eras una entre un millón y resulta que no tienes el talento que creías ni mucho menos la valentía de demostrarlo al mundo.
Pero si hay algo que tengo es ganas de intentarlo, y si me caigo, volveré a levantarme, y cada vez que sienta que no puedo continuar luchando por mi sueño, me demostraré a mí misma que valgo tanto o más de lo que creía, y que, en definitiva, yo puedo.
Y ahora sí, me diré a mí misma, me gritaré a mí misma con mis últimas fuerzas que sí, año nuevo, vida nueva: ahora habrá que luchar hasta conseguirlo.
En 2013 me prometo a mí misma que alcanzaré mi sueño. Y estos 365 días serán como 365 páginas que escribiré con todas mis fuerzas.
 

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