Sobre mí

Poco a poco me he ido dando cuenta de lo poco que soy y tanto que creía que era, de lo poco que valgo y lo mucho que creía que valía, de lo poco que tengo y lo mucho que creía que tenía, de lo insignificante que soy y lo mucho que yo me apreciaba.

Lo he decidido: voy a contaros la pequeña historia mi vida desde el mejor punto de vista, desde el mío.

Toda esta pequeña experiencia en el mundo de la literatura comenzó cuando yo tenía aproximadamente ocho años.
Mucho antes yo ya escribía poemas y narraciones breves, y aquello me divertía, pero de forma muy puntual.
Mi padre siempre me proponía concursar en algún cercamen literario, y al principio, con sinceridad, no tenía mucho talento. Es más, yo decidía participar porque pensaba que así mi padre estaría orgulloso, pero, y esto es comprensible, una niña de ocho años es difícil que tenga tan pronto talento para escribir.
Pero esto cambió de forma radical en un plazo de un año. Paulatinamente,  me fuí dando cuenta de que aquello me gustaba mucho más que antes, así que empecé a escribir más a menudo, y a participar por decisión propia en cualquier certamen que "se me pusiese por delante". Entonces quise ser escritora, y si me preguntaban qué quería ser, yo contestaba que quería ser escritora, "Ah, de mayor quieres ser escritora." Pero yo no quería serlo de mayor, yo quería ser escritora desde pequeña.

Cuando tenía nueve o diez años, más o menos, tenía tanta imaginación y tantas ganas de escribir que se me ocurrían muchísimas nuevas historias. Era un tanto extraño, pues casi nunca era capaz de escribir relatos breves, pero si empezaba una nueva historia después no se me ocurría nada más y empecé a dejar por la mitad más de una decena de escritos.
Con diez años, al fin, tuve una gran idea, y escribí una novela que dejé a flote durante mucho tiempo, así que la terminé en dos años, exactamente un día cinco de septiembre. Esa novela, que terminé a los once o doce años, tenía, y eso me sorprendió, ciento doce páginas. Más o menos entonces pensé que podría  publicar un libro.

Si os soy sincera, no me apetecía siempre escribir, así que hasta hace los doce años no quise intentarlo con otra novela, simplemente continué participando en concursos y escribiendo cosas para mí. Me dejaba guiar por mi propio instinto: cuando me sentía inspirada escribía algo, lo que fuera, y cuando no, lo dejaba pasar. Porque sabía que era mejor hacer las cosas bien y no hacerlas por hacerlas. Además, era muy ocasionalmente cuando tenía inspiración de verdad. No sabría explicar el sentimiento que tenía a la hora de escribir, pero podría decir que me ilusionaba, y me ilusionaba de verdad, sobre todo porque cada vez sentía más cerca mi sueño de convertirme es escritora.
Pero ahora esa inspiración, desgraciadamente llega cada vez con mayor dificultad, y aunque siga manteniendo la ilusión, parece que ese sueño está cada vez un paso más lejos.


Libromaníaca.