Relato para el Concurso - El entierro de Gigi

Era una noche fría. 
Bernardo decidio aquella misma noche que el acometido se celebraría entonces.
Llevaba años planeándolo. Odiaba mucho a aquella chica de mirada risueña y una boca que siempre mostraba esa cautivadora sonrisa, que una vez le había dicho que no quería saber nada más de él.

                                                               * * *
Gigi no podía dormir, pero no era una novedad. Hacía dos noches que no había pegado ojo.
Se levantó a por un vaso de agua.
EL agua tenía un extraño color verdoso, pero ella apenas lo distinguio, pues estaba muy oscuro.
Lo siguiente que vio fue la mirada de un hombre de negro, apenas lo distinguio, pues tan solo era una sombra en la oscuridad de la medianoche. Despues, sintio un intenso dolor, se tambaleó, pero finalmente, aunque intentó que no fuera así, calló, vencida.

Las campanas de la iglesia sonaron. Las personas iban acudiendo al cementerio.
Los familiares, lentamente, iban llegando al lugar donde la chica de apenas 17 años iba a descansar  eternamente.

Nadie se imaginaba por qué había sido. Gigi siempre había sido inocente, amable con todos, solidaria y jamás se habría merecido ese fin. Jamás.
Pero era real. Había sido así.
Esa mañana en el aire incluso se notaba un olor a muerte. A tristeza. A importencia. A dolor.

Todos lo sentían. Menos él.
Bernardo, fingiendo apenarse, volvio a su casa con una sonrisa.
Pero cuando abrió la puerta vio, en las paredes de su salón, miles de pintadas en las que se podía leer, escritas con sangre, siempre la misma palabra, en grande:
"VOLVERÉ."

Susana López.