sábado, 26 de marzo de 2011

Alicia en el país de las maravillas

Alicia en el país de las maravillas es un cuento que siempre me ha gustado.
Desde pequeña.
Puede que no sea mi favorito, claro.
Pero me gustaba, me gusta y me gustará siempre.

Vi la película de dibujos animados, leí el libro numerosas veces (de hecho lo tengo) y hasta fuí a ver  una obra de teatro en Praga, pero no era la obra original.

Pero ayer vi la película de Tim Burton, que trata de una Alicia que no sabe si es la verdadera Alicia; una Alicia de casi veinte años, una Alicia a la que un Lord le pide su mano, pero ella se va tras un conejo blanco con un reloj.
El conejo la lleva hasta una madriguera, un agujero enorme por el que cae, y continúa cayendo...
Hasta que llega al suelo. Y allí se encuentra con la mítica botella con el papel "Bébeme" y el pastel con las letras "Cómeme".
Entonces, Alicia, tras buscar desesperadamente una puerta que se abra, encuentra la que le lleva al País de Las Maravillas, el mundo del submundo.
Allí deberá luchar contra el Galimatazo sirviendo de paladín a la Reina Blanca para derrotar a la Reina de los Corazones. El final es precioso, sobre todo cuando se despide de Sombrerero.
Pero por lo menos sé que volverá tal y como dijo en la película.

Las letras terminan con la música de "Underground", de Avril Lavgine. Es bonita.

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